Trabajamos cuatro grandes bloques:
- Trabajar desde la verdad.
- Confianza.
- Contando historias (storytellying).
- Espontaneidad - aceptando propuestas.
Comenzamos escondiendo las llaves de Rocío, que tuvo que salir del aula en dos ocasiones para encontrar sus llaves y así demostrar cómo cuando repetimos la misma acción, se pierde en frescura y espontaneidad, algo que debemos evitar en nuestros cursos en los que deberíamos actuar "como si fuera la primera vez".
¿Verdad o mentira?, esta fue la siguiente actividad en la que todos los mentirosos de la clase nos engañaron y hasta alguno que decía la verdad no lo llegamos a creer. Ser creíbles es otra de las grandes actitudes que como formadores hemos de poseer.
Y pasamos a una de las actividades que más dio que hablar en toda la tarde: si quieres entrar en el círculo, inténtalo: empujones, cosquillas, deslizamientos, agarrones, y risas, muchas risas para finalmente comprobar que con una sola palabra de cortesía todo es más fácil: "Por favor": La cortesía y la educación por encima de todo, el poder de la palabra y ofrecerte al grupo en lugar de imponerte al grupo fueron algunas de las conclusiones que se sacaron tras este juego.
Un descanso para el café y a la vuelta: tirarse al vacío... Aunque no todos tuvieron la valentía y el coraje de hacerlo, aquellos que se atrevieron asumieron que después de eso, son capaces de casi cualquier cosa: para generar confianza hay que fiarse de los demás y hay que asumir ciertos riesgos en las relaciones interpersonles.
Nos pusimos en círculo y todos a contar: de 30 a 0, sin orden ni concierto, nuestro record: llegar a 10. Conforme vamos mejorando la confianza, también mejora la eficacia.
¿Y si...?, pero: dos frases que generan alternativas o que bloquean la creatividad, cada grupo resolviendo un probrema y los resultados ya los vimos, el pero bloquea, el ¿y si...? nos hace crecer: escuchar y aprovechar lo que el otro propone, sumar en lugar de restar y fomentar la creatividad, genera confianza y por supuesto eficiencia.
Luego empezó la sesión de contar historias: primero con periódicos, después con nuestro cuerpo, después cada uno aportando un párrafo a la historia que inició uno de nosotros: aprovechar los recursos que tenemos a mano, aprovechar nuestro cuerpo y aprovechar a nuestro público son conclusiones que también nos hicieron crecer un poco más.
Luego, una de palmadas: palmada por aquí, palmada por alla, pásamela a mi, yo te la paso a tí, y después de las palmadas, las palabras, palabra por aquí, palabra por allá... ¡qué bueno!: dar y recibir con el cuerpo, estar pendientes de los demás, escucha activa y empatía, sintonizar con el otro...
Descanso para el cigarrito y a la vuelta, soplar el globo, introducir un papelito e improvisar sobre la palabra que nos tocó...
Una tarde intensa, activa, divertida y seguramente muy enriquecedora para todo aquél que vio más allá del simple juego...
Despedida y cierre.
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